terça-feira, maio 30, 2006

MALDITA MOSTAZA


La mostaza en los ojos arde.
Y arde mucho.
Arde un día dormido tras otro despierto y los relojes no encuentran satisfechas sus funciones esenciales mintiéndome descaradamente la hora que no fue.

Arde la compañía cuando la soledad es la mejor amiga.
Y el malestar de un fin de semana que no se si fue ayer.
Arde el pasado sin el futuro imaginado.
Y arden los ojos los sueños feos.

Y no hay suficiente agua que quite el ardor.
No hay soluciones ni siquiera fisiológicas que ayuden.
Solo la espera...
Y el bote de mostaza que no dice “en caso de que entre en contacto con los ojos, consulte a su médico de cabecera”